El viaje de Juan Salvador


Corría el año 2002 cuando me crucé con Juan Salvador, un peregrino, un aventurero de otras épocas, que nadie, salvo yo, conocía tan bien.

Se podría decir que murió en mis brazos. No sufrió excesivamente, pero sufrió al fin y al cabo. Lo maleantes nos habían ordenado, a todos los hombres adultos que íbamos en el autobús de turismo hacia Armenia, que hiciésemos una fila a lo ancho de la vía. Más tarde, luego de la requisa y cuando todos nos volvimos para entrar de nuevo en el autobús, un estruendo hizo eco en la cima de la montaña.

Juan Salvador, sin la menor oportunidad, cayó fulminado por un tiro de fusil del Ejército. Enseguida comprobé que la bala había destrozado el hemisferio derecho de su cràneo.

En medio de la confusión, los demás pudimos escapar y refugiarnos bajo los camiones represados por el retén.

Que encuentre Salvador, allá arriba o allá, bien abajo, terrenos más propicios para la aventura.

Commentaires

Anna a dit…
Que tristeza. Quelle tragédie cette vie entrecoupée, assaillie, traquée par la mort. Pourtant nous en faisons une expérience si différente selon les vies que nous avons. Jamais la mort n'a pu me toucher de façon si violente, alors que Juan Salvador, et son ami, en ont été touchés pour toujours, de façon irrémédiable. Il semblerait que cela crée des êtres tout à fait étrangers, qui vivent dans des univers séparés, et pourtant, nous sommes tous portés mystérieusement à être semblables: hommes, mortels, fragiles, infinis.

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